Personajes Alfonso Diez |
Sasha Montenegro entregó en comodato al gobierno del estado de Morelos
una silla de montar que dice le dio Jesús Guajardo a Emiliano Zapata, un día
antes de asesinarlo.
Tal silla le había sido regalada por el gobernador de Morelos, Armando
León Bejarano, en 1976, al expresidente de México, José López Portillo, de
quien Sasha es viuda desde febrero de 2004.
La actriz tiene dos hijos de López Portillo que seguirán siendo dueños
de la montura para evitar que alguien la vaya a regalar de nuevo.
Sasha tiene una casa en Temixco, en el mismo estado de Morelos, por lo
que su trato con el gobernador y los habitantes de ese estado puede dar un giro
positivo con la entrega de la montura.
Pero, recordemos los antecedentes.
José López Portillo y Pacheco fue un hombre que sin lugar a dudas
levantó tempestades, tanto en el ámbito de la Presidencia de la República, que
ejerció del primero de diciembre de 1976 al mismo día de 1982, como fuera de
éste.
En su libro de memorias, "Mis tiempos", se reconoce
mujeriego y deja traslucir lo que no se supo mientras duró su mandato: estaba
separado de la que fungió como primera dama, Carmen Romano Ugarte, desde antes
de asumir la Presidencia.
Una de las edecanes del general Godínez, jefe de Estado Mayor de
López Portillo durante los seis años de su mandato, nos relató que el
expresidente recibía con frecuencia a actrices y a otras mujeres guapas en un
departamento acondicionado para tal fin en Los Pinos —la casa
presidencial—, al que se entraba por el estacionamiento.
Don José era mujeriego como no lo fue ninguno de sus predecesores,
ni siquiera López Mateos, que también tenía fama.
Durante los últimos sexenios priistas, los altos funcionarios y
gente poderosa ligada al aparato gubernamental, incluidos líderes de diversas
centrales, establecieron la costumbre de comprar actrices.
De esa manera, fue posible ligar sentimentalmente a tal o cual
secretario de Estado con alguna de las actrices de moda. "El
Trampas", famoso por su pugna con "La Quina" y Barragán dentro
del sindicato petrolero, tuvo algunas de las amantes más bellas en el mundo del
espectáculo; para lograrlo, procedía de la siguiente manera: las iba a ver al
lugar donde se presentaran con su espectáculo, obra de teatro o show, les
enviaba una pulsera de diamantes y esa noche le pertenecían; después les
compraba condominio, carro último modelo, pieles y más alhajas, hasta que se
aburría de la actricita en turno.
Lo penoso, es que tales actrices parecían no darse cuenta de que lo
que hacían era prostituirse. No es el caso ahora mencionar nombres, pero llaman
la atención los de figuras del espectáculo que se han prostituido. Así operaba
López Portillo.
Todavía años después de su más alto encargo, sus ayudantes le
llevaban jovencitas a su casa de la colina de Cuajimalpa. Ya era costumbre
contemplar el queso, el vino, las velas y la casa a media luz varios días a la
semana.
Conforme la misma versión de nuestra amiga ex edecán de don José,
Sasha Montenegro hacía antesalas de larga espera, mientras López Portillo fue
presidente, lo que implica que ella no estaba en el caso de las que se
mencionan antes, su relación se formalizó y se casaron. En otras palabras,
cuando se conocieron, se acabaron las aventuras amorosas.
Durante algún tiempo, Rosa Luz Alegría Escamilla ocupó el sitio de
honor entre las visitantes de don José; pero después de doña Carmen, fue Sasha
la que le dio otra hija, Nabila, nombre árabe que significa "Luz que ilumina".
Luego llegó al hijo varón.
Temixco
Todos los viernes a mediodía, la camioneta Suburban roja con vidrios polarizados salía de la
casa de la colina de Cuajimalpa con el chofer y tres pasajeros: Nabila, José y
Sasha; se dirigían a Temixco, en el estado de Morelos, por la autopista a Cuernavaca y una vez en
ésta ciudad tomaban la carretera federal para llegar al balneario donde está la
residencia campestre, a escasos 10 kilómetros de distancia.
La casa perteneció al ex canciller Emilio Rabasa. La compraron poco
antes de que naciera Nabila, pero como todas las otras propiedades de don José,
ésta tampoco estaba a su nombre. La habitante permanente era la madre de Sasha,
acompañada por una empleada, un joven ayudante y un niñito guatemalteco.
Tenía una alberca de mediano tamaño, cancha de tenis, amplios
jardines. Los domingos, don José tenía visitas; se reunía en el jardín a
platicar con éstas, mientras en otra parte del mismo Sasha tejía acompañada por
Nabila, cuando esperaban al segundo hijo.
Don José era un apasionado del ejercicio y todos los sábados,
domingos y lunes nadaba y levantaba pesas; algunas veces permanecía largo rato
con las pesas en el jardín y cuando estaban las puertas de lámina negra
abiertas, los vecinos veían al hombre solitario entrenándose como si estuviera
a punto para la olimpiada, o como si un solo día perdido sin hacer ejercicio le
fuera a restar apariencia masculina.
Junto a la casa de Sasha y José había un albergue del DIF, de
convivencia familiar, que nunca se utilizaba, se trataba de una construcción
desperdiciada, el guardia del lugar decía que él se aburría: "nunca viene
nadie, no sé para qué nos mantiene aquí el DIF del estado de Morelos, nada más
están tirando dinero a lo tonto".
La entrada a la casa está ubicada de la siguiente manera: una vez en
Temixco, llegando de la ciudad de Cuernavaca, hay que dar vuelta hacia la
izquierda precisamente donde comienza el balneario, luego se cruza un puente
sin barreras de contención peatonal e inmediatamente después se cruza otro puente
pero por debajo (por arriba pasa la autopista sin salida a Temixco);
inmediatamente después del puente de la autopista está el DIF, del lado
izquierdo y luego, junto a éste, la barda y el portón de lámina negra, entrada
a la casa de Sasha, Alejandra Asimovich Popovich.
Además de la Suburban roja, utilizaban otro vehículo, un Grand
Marquis amarillo, que esporádicamente iba a la población con el chofer para
comprar provisiones.
Temixco es relativamente famoso gracias a su balneario, en manos de
una cooperativa de ejidatarios como casi todos los balnearios de la región,
aunque éste es de los pocos que cuentan con tobogán.
Alrededor del balneario hay diferentes puestos de fritangas; todos
conocían a la famosa pareja porque cada fin de semana los miraban pasar en la
Suburban y su esperanza era que mucha gente lo supiera para que Temixco cobrara
más turismo. Uno de los comerciantes quería poner un restaurante frente a la
casa de Sasha, con la esperanza de que los vecinos de fin de semana le duraran
muchos años y decía, cuando la actriz estaba esperando a su segundo hijo:
"ojalá ahora que ya van a tener dos niños no se les vaya a ocurrir irse a
Acapulco, porque entonces sí me va mal en el negocio". Lo que este señor
no sabía es que López Portillo ya era dueño de una hermosa mansión en Acapulco,
en Puerto Marqués, en Playa Pichilingue, que decía le regaló "La
Quina"… Y quién lo iba a desmentir.
Los fines de semana de Sasha son ahora diferentes. Ya no está José a
su lado, dejó de ser su pareja tiempo antes de su muerte. Pero tiene a sus dos
hijos. Su adoración y motivo de vida. Quiere vender la casa de Cuajimalpa.
¿Qué hará Sasha si vende sus propiedades? ¿Regresará a Argentina? ¿O a Europa? ¿Se quedará en México? ¿Y sus hijos, López Portillo Asimovich? Todavía tiene en su poder documentos que pertenecieron a su esposo y
de los que ella ha dicho que contienen verdaderas revelaciones. Ojalá proceda,
en este caso, como con la silla de montar y los entregue a la nación.
Por lo demás, tras enfrentar múltiples problemas de diversos tipos, Sasha ha sabido salir adelante y a una viuda con dos hijos siempre se le deseará lo mejor. |